Primer Capitulo del libro
LA SOMBRA
Soy de esas
personas que creen en la magia de las cosas, la magia de los momentos, de los
lugares, de los recuerdos. No me refiero a magia como, magos con varitas o
casas encantadas, nada de eso, me refiero a esa sensación mágica que es causada
a veces por el simple hecho de soñar con los ojos abiertos o que un recuerdo te
saque una sonrisa después de explotar en tu mente, eso para mí es magia.
Era una
noche de otoño, hacían más o menos 10 grados, yo, hacía días estaba hospedado
en un pequeño hotel, en un pequeño pueblo. Llegue a ese lugar de casualidad,
decidí hace ya varios años, viajar por
el mundo en busca de momentos mágicos, en busca de sensaciones, en busca de
recuerdos que exploten en mi cabeza sacándome una sonrisa.
Esa noche después de haber pasado todo el día
en el hotel, decidí salir a caminar. Salí de mi habitación y me encontré en un
pasillo que por alguna extraña razón ya había olvidado, a pesar de que hacía
solo un día que camine por él para ingresar a mi habitación, mi habitación se
encontraba en medio de este largo y oscuro pasillo mire hacia ambos costados y
pude distinguir que en el fondo hacia la derecha, se encontraba una
ventana, camine lenta y cuidadosamente
hacia la ventana con miedo de tropezar con algún objeto que se encontrase en el
pasillo ya que estaba tan oscuro que apenas podía ver mi mano al extenderla. Al
estar a unos pocos metros de la ventana me percate de que tenia uno de los
vidrios rotos, agujero por donde entraba un poco de luz, mire a través del
vidrio roto y no vi gran cosa, era la única calle que tenia aquel pueblo, unos
300 metros de largo, con un caminero en el medio, unos faroles que estaban a
mas o menos 5 metros de distancia unos de otros y al costado de esta calle las
casas de los habitantes de esta muy pequeña ciudad.
Estuve mirando
a través de aquel agujero en la ventana por mas o menos 15 minutos respirando
el aire fresco que entraba por él y sin percatarme de nada extraño en aquella
calle, hasta que de repente vi una figura oscura, como una sombra, era la figura
de una persona sentada justo en medio de la calle mirando hacia el lugar donde
yo me encontraba, que era justo al terminar la calle.
Esa persona
no estaba ahí – Pensaba, seguí mirando, pero la intriga se hacía cada vez
mayor, quise averiguar si era o no una persona y no se me ocurrió mejor idea
que sacar mi mano a través del agujero y prender un encendedor que tenía en el
bolsillo, pensé que podía ver el fuego y
así asustarse o algo, pero no, no hubo ni un solo movimiento de su parte, fue
al darme cuenta de que no reaccionaba cuando empecé a silbar, de pronto levanto
su mano y con un gesto me llamaba, movía los dedos de arriba abajo
insistentemente, sinceramente en ese momento estaba lleno de miedo, me decidí a
bajar, pero una angustia en la frente me decía que no lo haga, camine por el
oscuro pasillo olvidando que podía tropezar con algo, por suerte no paso,
llegue a las escaleras y lo único que podía ver era la oscuridad al final de
ella, igual baje, me dirigí a la puerta, pero estaba cerrada, intente
empujándola, estirándola, golpeándola pero nada funciono, en un momento me di
cuenta que me daba más miedo estar encerrado que aquella figura en medio de la
calle.
Volví por
donde había venido, en dirección hacia la ventana, mire una vez más por el
agujero de la ventana y esa persona seguí ahí, la duda de si hacerlo o no, me
estaba por matar, no decidía si quedarme en el hotel o romper la ventana y
salir a la calle, pasaron segundos de mucho nerviosismo e intriga hasta que en
un arranque de valentía, con una silla que estaba en el pasillo rompí la
ventana, mire y eran unos 6 metros hasta el suelo, hasta hoy no me explico cómo
pero empecé a bajar atajándome de las piedras de la pared del hotel, llegue al
suelo pero grande fue mi sorpresa al mirar la calle y no ver a la persona que
estaba sentada allí hacia solo unos segundos, mi corazón empezó a latir mucho
más rápido de lo que ya estaba latiendo, miraba asustado y desesperado hacia
todos lados con la esperanza de ver a esa persona, pero no increíblemente no
puede verla, volví a trepar aquella pared y fui a dormir, dormir como una forma de decir, ya que no
pude pegar los ojos en toda la noche pensando en lo que había pasado aquella
noche, la intriga y la curiosidad crecieron increíblemente aquella noche.